Me gradué de la universidad hace poco más de un año, y obviamente me faltan muchísimas metas y logros por cumplir. Pero lo bueno es que ya estoy preparada para lograr todo eso porque me di cuenta de la técnica para hacerlo, y hoy se las quiero compartir para que nunca la olvidemos.
Unos meses después de que me gradué, mi mamá me dijo que estaba muy orgullosa de mí, porque pensó que no terminaría la universidad. Yo me saqué de onda de que dijera eso pues al contrario yo no lo veía como la gran cosa, pero tampoco lo tomé a mal, sólo me quedé pensando y le dije: «Pues no sé, nunca me planteé no terminar«.
El escucharme decir esto fue un poco raro, y muy revelador. En efecto, cuando me embaracé y decidí casarme cundo me faltaban 9 materias de la universidad, nunca me pasó por la cabeza que existía la posibilidad de no terminar, que es una decisión válida como muchas otras. Simplemente me puse a hacer cuentas y ver cuándo podría terminar, cómo le iba a hacer para no dejar de estudiar ningún semestre, incluso cuando además quería cambiarme de ciudad. Moví todo para que las cosas quedaran lo más parecido a como yo consideraba mejor para mí y mi hija. Eso, el apoyo de mi familia y un poco de suerte.
Hoy, a un año de haber terminado esa etapa, a veces me siento insegura y no sé para dónde ir, la incertidumbre y el miedo a veces me atacan y pierdo la tranquilidad. Me comparo con los demás, con mis ex-compañeros que no tienen hijos, y esto me afecta negativamente. Pero recuerdo cómo logré esa primera meta, aunque ni siquiera la tenía en cuenta como una. Y me doy cuenta de nuevo de que la decisión, el deseo y el trabajo duro son las claves para el éxito. Hay veces que veo en mi vida tantas variables que no dependen de mí que prefiero no aferrarme a ningún deseo, pero un amigo una vez me dijo que no podía dejar las cosas a ver qué pasa, debo tomar decisiones y apegarme a ellas. Esto no quiere decir que no tengamos cierta flexibilidad, pero hay que tener siempre en la mira nuestras metas y nuestros sueños, para que cuando surjan los obstáculos y los retos, podamos adaptarnos sin perder el camino.
Cuando era más joven mi lema de vida era: Todo es posible. Ahora que he vivido más retos, le he agregado algo más: Todo es posible, pero no se puede todo. Sí, suena extraño, pero es cierto. Hay un mundo infinito de posibilidades, pero siempre tienes que decidirte por una u otra, y ya que tenemos un tiempo finito para decidir en esta vida, entonces podemos lograr cierta cantidad de cosas. Así que hay que tener bien en cuenta nuestras prioridades a la hora de decidir.
Hay mujeres que deciden poner como única prioridad su vida profesional, otras que dejan todo y se enfocan en el desarrollo de sus hijos, otras que quieren conocer el mundo. Y otras que lo queremos todo. Sé que quiero darle algo a la sociedad con mi trabajo, quiero hacer algo que me apasione, quiero tener una posición económica lo suficientemente cómoda para no andar contando los pesos para la salud y la educación de mi hija, quiero ser independiente totalmente y además quiero ser una madre muy presente en la vida de mi hija. Quiero muchas cosas, a veces parecen demasiadas, a veces tengo sueños que parecen inalcanzables. Hay gente que dice que me hago la vida difícil, que soy muy necia, que pretendo demasiada perfección, pero alguien que no hubiera estado de acuerdo en que terminara la universidad hubiera dicho lo mismo: «tanto trabajo, tanto rollo para terminar», o «por qué complicarte la vida viviendo en otra ciudad», o «para qué te casas». En fin, la gente siempre opina, pero el punto es que sí se puede, si te la crees. La pregunta es ¿cómo hacerlo en un mundo donde la conciliación entre la vida familiar y la vida profesional es tan difícil?
Por lo tanto, creo que lo más importante para cumplir tus metas siendo mamás es:
- Primero: Especificar las cosas que quieres lograr durante tu vida
- Segundo: Establecer un orden en tus prioridades
- Tercero: Pensar en todas las formas en las que pueden compaginar
- Cuarto: Elegir un camino para cumplirlas que se acomode a tus posibilidades actuales
Puedes hacer una lista a largo plazo o general, y otra con metas específicas más a corto plazo. Por ejemplo, una lista de prioridades general sería así:
- #1 Estar presente para mi hija y guiarla en su desarrollo.
- #2 Desarrollar una empresa que impulse valores sociales que son importantes para mí.
- #3 Desarrollarme específicamente en mi área de estudio.
Por lo tanto, las metas que me fije y las decisiones que tome deben estar acorde a estas prioridades, sin dejar de lado lo evidente, que es la manutención. No importa lo que los demás hagan o piensen que debes hacer, lo importante es lo que una misma desea y nuestras prioridades. Hay personas en mi vida que me critican siempre que pueden, que están en desacuerdo con la mayoría de mis decisiones, que me hacen temer con sus comentarios. Ese tipo de cosas hay que escucharlas, tomarlas en cuenta pero no seguirlas si no van con lo que quieres.
Así que si tu eres mamá, y como yo hay tanto que quieres hacer, no dudes en que puedes lograrlo. Quizá tu vida no parecerá perfecta para los demás, pero sólo tú conoces el camino que quieres seguir. Si tú estás segura de que lo vas a lograr y trabajas duro en esa dirección, lograrás todo lo que te propongas.